Un viaje poético y antropológico

La vida, un tapiz de experiencias entrelazadas, comienza su danza en el instante más efímero: el nacimiento. En ese momento sagrado, las fronteras entre lo tangible y lo etéreo se disuelven. La primera respiración es un grito que resuena en los ecos del tiempo, un alarido que anuncia la llegada a un mundo que espera ser explorado.

El crujir del universo acompaña el llanto del recién nacido, como si el mismo cosmos celebrara el milagro de la existencia. La vida comienza con un instante, un milagro en el que lo inexistente se convierte en realidad.

En el núcleo de este proceso, encontramos el amor y la conexión: dos seres que se entrelazan, compartiendo sueños y esperanzas, para dar paso a una nueva vida. Este comienzo no es solo biológico; es un acontecimiento profundamente espiritual, donde el alma encuentra un refugio en el cuerpo.

En ese espacio sagrado, un pequeño corazón comienza a latir, marcando el pulso del mundo. Un mundo saturado de ruido, donde el arte se erige como un susurro que invita a la introspección.

Eso es lo que nos presenta hoy Vilma Márquez. Desde El Salvador. Pigmentos de mi tierra no se limita a ser un simple objeto visual: es una experiencia poética, simbólica y universal que nos conecta con lo más profundo de nuestra humanidad.

Cada pieza es un poema, una narrativa silente que invita al espectador a explorar significados, a desentrañar las múltiples capas de interpretación y a establecer un diálogo interno. Esta muestra busca ir más allá de los nuevos presupuestos estéticos del arte contemporáneo y de los cánones de belleza impuestos por una academia dogmática.

Es un ejercicio genuino de creación artística y crítica, de sentimientos encontrados, de identidad y memoria histórica, de valores y principios éticos que hoy parecen desvanecerse en una sociedad surrealista y disfuncional.

Las obras expuestas trascienden los límites del lienzo y de sus diversos soportes; son manifestaciones de emociones, sueños y anhelos. A través de colores vibrantes, formas fluidas y texturas evocadoras, dialogan con la esencia misma del ser humano. Cada trazo, cada matiz, se convierte en una estrofa de un poema visual, donde la belleza y la tristeza, la esperanza y la desesperanza coexisten en un delicado equilibrio. Aquí, el arte se convierte en un lenguaje universal que habla desde el alma.

El simbolismo es el hilo conductor que une cada obra, transformando lo cotidiano en extraordinario. Elementos recurrentes –como la luz que atraviesa la penumbra, o las manos que se entrelazan– se convierten en arquetipos de experiencias compartidas.

Estos símbolos nos invitan a reflexionar sobre la condición humana: el amor, la pérdida, la lucha y la redención.

En esta esfera creativa, cada espectador se convierte en intérprete, libre de asignar su propio significado a las imágenes que contemplan. La universalidad de estas obras radica en su capacidad para tocar las fibras más sensibles de nuestra existencia. No importa la cultura, el contexto o la época; las emociones que transmiten son intrínsecas a la experiencia humana.

Al observarlas, el espectador es transportado a un espacio donde el tiempo se diluye y lo individual se funde con lo colectivo.

El arte tiene el poder de romper barreras lingüísticas y culturales, convirtiéndose en un puente que une corazones a través de la empatía y la comprensión.

Esta muestra es mucho más que una exposición: es un viaje introspectivo, en el que cada obra se convierte en un espejo que refleja partes de nosotros mismos.

Te invitamos a sumergirte en este diálogo poético, a dejarte llevar por las emociones y a descubrir la magia que habita en cada rincón de esta experiencia artística. Permítete escuchar las voces del silencio y encontrar el eco de tu propia historia en la universalidad del arte.

Desde El salvador. Pigmentos de mi tierra es un viaje que va desde el susurro del primer aliento en el abrazo cálido del útero materno, hasta el silencio reverente del último suspiro.

La vida se manifiesta como un incesante ciclo de inicio y fin, una danza perpetua entre la creación y la disolución.

Maikel Muiño Garcia.

Agosto 2025

Curador, Artista Visual, Restaurador 

“El arte de Vilma Márquez es figurativo y simbólico: narra, denuncia y honra la experiencia humana desde una voz femenina, madura y profundamente empática.”